Ese bichejo tan simpático de la imágen es un artrópodo miriápodo de la clase de los chilópodos. Es un tipo de cienpiés, ni más ni menos. También conocido comunmente como "escolopendra".
Es posiblemente el bicho al que más tirria tengo de todos los que existen. O al menos de los que me vienen a la cabeza por el momento. Sin embargo, siento cierta fascinación hacia este tipo de criaturas que a la vez me dan algo de asco. No sabría decir muy bien por que, pero cuando una cosa de estas me repugna, a la vez me interesa y quiero saber más sobre ella.
Tras buscar información sobre la escolopendra, pocas cosas encontré que no supiese ya. Es un bicharraco bastante veloz, como una cucaracha pero en largo y bastantes más patas. Es relativamente común en montes y bosques de todo el mundo, a pesar de que no se deje ver con tanta frecuencia ya que, de nuevo al igual que las cucarachas, rehuye a la luz y prefiere lugares húmedos y oscuros. Oh, y es venenosa. Hmm... No, eso no lo comparte con la cucaracha.
El veneno de la escolopendra no es mortal, pero a menudo recibe fama de ser uno de los mordiscos más deliciosamente dolorosos que un bicho puede provocar. Puede provocar incluso mareos y debilidad, y se recomienda que se aplique un antídoto. Además, la picadura te deja acordándote del bicho durante bastante tiempo.
Resulta que acabo de volver de vacaciones de Ucero, un pueblito muy acojedor situado cerca del Burgo de Osma, en Soria.
En el horizonte hay una antena de comunicaciones. Si se traza una linea vertical desde ella en la foto, hay dos casas al bajar la colina. De esas dos casas, la de la izquierda es nuestra casa de veraneo.Me encanta este pueblo. Voy cada año y no me canso nunca de ir. El pueblo está situado además a la entrada del Cañón del Río Lobos, que también es un lugar que recomiendo ampliamente. Es una lástima que el rio cada vez esté más seco, sin embargo.
¿A que vino lo de la escolopendra? Pues a que dos días antes de volver de allí estube durmiendo toda una noche con una bicha de estas en la cama sin enterarme. Ya sentí un cosquilleo en el pie, al poco de acostarme, pero pensé que fue una polilla (hay polillas bastante grandes por allí), así que lo sacudí y no le di más importancia. Más tarde, cuando todo el mundo se había despertado oí un pequeño correteo (al aplastar la oreja con el colchón estas cosas se oyen), pero como estaba medio sopa lo confundí con el sonido del agua de las cañerías, que pasan justo por la pared de al lado. No fue hasta que ya estaba a punto de levantarme que sentí como algo se me deslizaba por el brazo, debajo de la almohada. La levanté, y ahí estaba la bicha corriendo a esconderse.
Más tarde al barrer sacamos otra muerta más pequeña de debajo del sofá. La noche siguiente decidí dormir en otro sitio.
Se que no es una anécdota apasionante el haber dormido con un cienpiés venenoso durante toda una noche y haber salido ileso, pero era lo único que se me ocurría como entrada de retorno. Ah, que poco alentador es volver a la rutina tras los incidentes campestres... Durante este año, además de lo de la escolopendra, también nos visitaron una víbora que tubimos que expulsar del jardín y un murciélago que se quedó a dormir en una esquina dela terraza. Y aparentemente había una araña enorme tras el sofá, pero nunca llegué a verla. También vimos una rana, un polluelo y dos corzos. Fue un verano bastante completo en lo que a encuentros accidentales con animales se refiere.
¿A que vino lo de la escolopendra? Pues a que dos días antes de volver de allí estube durmiendo toda una noche con una bicha de estas en la cama sin enterarme. Ya sentí un cosquilleo en el pie, al poco de acostarme, pero pensé que fue una polilla (hay polillas bastante grandes por allí), así que lo sacudí y no le di más importancia. Más tarde, cuando todo el mundo se había despertado oí un pequeño correteo (al aplastar la oreja con el colchón estas cosas se oyen), pero como estaba medio sopa lo confundí con el sonido del agua de las cañerías, que pasan justo por la pared de al lado. No fue hasta que ya estaba a punto de levantarme que sentí como algo se me deslizaba por el brazo, debajo de la almohada. La levanté, y ahí estaba la bicha corriendo a esconderse.
Más tarde al barrer sacamos otra muerta más pequeña de debajo del sofá. La noche siguiente decidí dormir en otro sitio.
Se que no es una anécdota apasionante el haber dormido con un cienpiés venenoso durante toda una noche y haber salido ileso, pero era lo único que se me ocurría como entrada de retorno. Ah, que poco alentador es volver a la rutina tras los incidentes campestres... Durante este año, además de lo de la escolopendra, también nos visitaron una víbora que tubimos que expulsar del jardín y un murciélago que se quedó a dormir en una esquina dela terraza. Y aparentemente había una araña enorme tras el sofá, pero nunca llegué a verla. También vimos una rana, un polluelo y dos corzos. Fue un verano bastante completo en lo que a encuentros accidentales con animales se refiere.
Quin bicho mes mono no? yo en canvi les putas cucarachas no las trago ni en pintura.
I bueno que al meu poble també les veiem aquestes coses no et creguis ara que sou especials a... com sigui que es deia el pueblu.
Això si la teva narració a lo alien el octavo pasajero m'ha fet gràcia.
Però el que realment sa de fer en els pueblus es trobarse una mozaaaaa xDDDDDDDDDDDDDDDDDDD